domingo, 9 de agosto de 2009


En realidad no me cansé de tí, me cansé de no poder tenerte, que es muy distinto. Me cansé de, de mis pensamientos, me cansé de llorar para sentirme bien, me cansé de pensar que vendrán tiempos mejores, me canse de sonreír y decir "Estoy bien". Me cansé de poner el mismo CD cada vez que pienso en tí, me cansé de tener que ser yo la que inicia la conversación, me cansé de preguntarte qué te pasa, me cansé de tu indiferencia, de tu rechazo. Me cansé de caminar por las mismas calles; la misma gente; la misma rutina. Me cansé de mi ropa, de mis complejos, me cansé de llorar, de pensar, de sentir, me cansé de arruinar todo, de no iniciar nada. Sí, me cansé de todo lo que me rodea, pero es cuando me canso de mí que empiezo todo de cero. Aprendí con el paso del tiempo a convivir con mi propio hartazgo, a remar contra mi rutina, a luchar contra mis miedos y a evitar los errores. Hoy puedo estar harta de mí misma, pero siempre te estaré observando. Porque aunque me canse de mí, aún no he encontrado la fórmula para cansarme de tí.

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